Las sesiones enfocadas a personas que padecen fibromialgía, están pensadas desde el sentimiento de ofrecer sesiónes de relajación del tejido fascial, desde el más absoluto relax, evitando cualquier amasado que pueda generar moléstias, a base de estiramientos dirigidos que flexibilicen los anclajes que definen su particular postura corporal, aportando los consabidos beneficios que conlleva para este tipo de dolencias.
El factor psicológico es sin duda un atenuante importantísimo que incide directamente en la somatización de la tensión emocional, que se refleja en pequeñas contracciones inconscientes producidas por el estrés diario y que acumuladas van limitando la amplitud natural de nuestros movimientos corporales. Si observamos el lenguaje corporal de una persona que camina cabizbaja, todos sabemos de forma intuitiva, que algo le preocupa. Desde un punto de vista biomecánico, la causa de esta determinada postura corporal está motivada por el acortamiento de las cadenas miofasciales de flesión y cierre, como respuesta a un reflejo inconsciente de busqueda de protección. Equilibrar estas restricciones con sesiones periódicas, contribuye a liberar las emociones contenidas abordando el problema desde su origen psicosomático.
La fascia está poblada de receptores y terminaciones nerviosas que pueden provocar dolor y, el 80% de las molestias con causa desconocida pueden tener su origen en esta parte de la anatomía. Cuando está dañada se vuelve más rígida y puede producir dolor y alterar partes del cuerpo que en principio, no parecen tener relación con la zona dolorida. Por ejemplo, a veces un dolor cervical puede ser causado por una retracción en una zona muy distante, como el talón de un pie.
Desde mi esperiencia he encontrado una asociación entre la conducta inconsciente y el estado de las cadenas musculares. Esto me ayuda en cada sesión a entender mejor al cliente y las emocines que puedan intervenir en las tensiónes que somatiza.
Durante las relajantes sesiones y el estudio del estado de las cadenas miofasciales, se evitan presiones que puedan crear dolor, centrándose en estiramientos dirigidos del tejido conectivo adaptados a las particularidades propias de cada cliente, asociándolas a modelos de Biotensegridad y el estado de las adherencias del tejido blando superficial de sus cadenas musculares. Una vez hecha la valoración de las restricciones podremos analizar el origen del problema orientando al cliente con pautas acordes a su particular forma de somatizar la tensión.
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